Airbus A-380




Hoy ha recorrido los cielos de Europa en viaje de prueba el nuevo e impresionante Airbus A-380. No era la primera vez que este avión volaba, por supuesto, pero sí era la primera en la que despegaba con casi 500 pasajeros, escogidos entre los trabajadores de la propia compañía, y que tenían, principalmente, la misión de probar de forma crítica el funcionamiento del avión y de todos sus elementos. Si cumplieron bien su cometido debieron estar realmente ocupados: esta aeronave es un gigante de dos pisos que cuenta en su interior con áreas de esparcimiento dotadas de tiendas, e incluso tiene algo que hoy en día no asociamos con un avión: ascensores.

¡Ay!... A mí sólo me queda suspirar. ¿Cuándo será que yo también pueda volar en semejante maravilla? Siempre me han impresionado los aviones y por si solos son un aliciente más del viaje. Cuando visito algunos museos que guardan viejos ejemplares, siempre quedo atrapado por el ensueño de las aventuras que todos hemos imaginado alguna vez leyendo, o viendo películas de sugestivos hombres de acción o viajeros. Me gusta particularmente un Junkers de los años 30 que puede verse colgado del techo del Science Museum de Londres. Es el mismo modelo en el que se puede ver volar a Indiana Jones en alguna de sus películas, siempre seguido de un mapa en el que una línea señala el avance del arqueólogo hacia su destino, sea el Nepal, sea Egipto, sea Venecia.

Tal vez solamente la posibilidad de volar en un dirigible o en un biplano, como los pioneros de épocas pasadas, parece más deseable que poderlo hacer en uno de estos entrañables ancianos, que nos traen recuerdos de aventuras que tal vez jamás ocurrieron y nos despiertan la nostalgia de aquellas que nosotros no podemos vivir.

Ya es tarde para montar en el Concorde, y aún es pronto para el gran Airbus. Ahora parece una aventura como la del mítico arqueólogo, pero yo creo que algún día haré realidad mi sueño de volar en el nuevo A-380 hacia algún destino maravilloso, como Shanghai, Singapur, Hong Kong, Tokio o San Francisco. Si mi vida es lo suficientemente larga y nada inesperado la acorta, así será. Incluso es muy probable que un día lo considere rutinario y sin interés, ¿pero acaso no acabó siendo también rutinario para los que atravesaron las nubes a bordo de un Junkers? Una simple foto en blanco y negro de alguno de nuestros abuelos a punto de zarpar a bordo de uno de estos viejos mitos sería suficiente para que pensáramos hoy que tal vez ellos sí fueron capaces de vivir con la intensidad que desearíamos para nosotros, aunque no sea cierto.

Pero por ahora sólo queda consolarse con ensoñaciones.





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