Viena en la punta de mis dedos

Antes de dos horas habré dejado mi casa rumbo al aeropuerto. Pronto estaré volando hacia Viena, de donde volveré el martes, si Dios quiere. Ojalá el intento de atentado masivo contra aviones de esta última semana en Londres no afecte mi viaje. Cuando no es eso, es una huelga salvaje y por sorpresa como la que hizo el personal de tierra de Iberia hace poquísimo, y que por poco me impidió volver a Barcelona al final de mis vacaciones. Cada vez es más difícil volar en paz. Pero por lo que a mí se refiere ni eso ni nada me imperdirá seguir adelante con mis escapadas. No poderlo hacer sería un poco como estar muerto.

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