Sin Danilo

Mañana, a la misma hora en que estoy escribiendo estas líneas, estaré en Londres si todo sale bien, pero esta vez será la primera desde el año 2004 en que no me alojaré en “mi” hotel ni veré a Danilo.

Sigo pensando acerca de porqué esto me causa tristeza, si yo no he estado ni estoy enamorado de él. ¿Qué fue Danilo para mí? Lo pienso y no sé la respuesta con seguridad, pero esta mañana, mientras me lavaba, pensé que Danilo fue una mezcla de varias cosas, y se me vino a la mente la palabra “testigo” para definirle.

Pero Danilo quería tranquilidad y no deseaba ser testigo de nada. Por eso intentó esquivarme la última vez (la última en sentido absoluto) que nos vimos, aunque yo lo descubriera por casualidad en el último momento. Si no hubiera sido así, mañana me habría presentado una vez más ante él, nervioso, contento y avergonzado.

¿Por qué algunas personas se convierten en personajes que pesan en nuestra vida? ¿Cuántas veces ya he escrito sobre Danilo? ¿Cuántas más le habré de recordar? ¿Me recuerda él a mí? Yo conozco muy bien la respuesta a esta última pregunta: no.

Mañana lloverá en Londres. Y casi seguro que cuando salga de Victoria Station caminaré las dos calles que me separarán de mi antiguo hotel para ver su fachada desde lejos, a hurtadillas, sólo unos momentos, y dejar que el corazón se me llene aún más de tristeza por no poder entrar en el paraíso que nunca existió.

Mañana, a la misma hora en que estoy escribiendo estas líneas, estaré en Londres si todo sale bien, pero esta vez no veré a Danilo. Solamente pensaré en él.

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