Tal vez un día me ayude

¿Qué decir de lo que acaba de pasar? No importa lo qué haga o cómo lo haga. Hay cosas de imposible solución. Un pequeño paseo con mi madre puede ser un verdadero calvario, en parte por problemas físicos auténticos, en parte por ella misma, por su voluntad. ¿Se puede detener un paseo para decirle a un hijo, como una cosa muy urgente que se ha de comunicar, que "yo no debería haber nacido"? De todo este período de larga y dolorosa decadencia familiar yo saldré, sin duda, lleno de heridas, pero tal vez algunas sean útiles para evitar la que puede ser la peor de todas: el sentimiento de culpabilidad. Cierto que no dispongo de muchas naves para luchar contra los elementos, pero, en cualquier caso, lo haga como lo haga, es una tarea imposible de cumplir. Hoy ha sido un día duro (como todos), aunque lo peor haya sido el paseo. Ayer fue cuando escuché aquella frase de papá, "¡...tengo unas ganas de cerrar el ojo para siempre!". La decrepitud, el sufrimiento y el sentimiento de la muerte habitan en esta casa. No importa de cuántas naves disponga ni de mi plan de batalla. No es posible evitarlo.

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