Terenci de mi tristeza

Un libro me ha traído de pronto la tristeza, o ha convertido en un geiser la que ya se encontraba en mi interior. Lo compré el viernes, y hoy, que es lunes, me siento abatido y solo, como pocas veces en mi vida. Ni siquiera lo he leído todavía, apenas algunas páginas del final en las que su autor, Terenci Moix, habla sobre los colores de Roma. Unas cuantas líneas describiendo la vista que disfrutaba desde su casa del Pincio, un párrafo que me hizo caminar, pero esta vez con él, desde Trinidad del Monte a Villa Medicis, algunas descripciones de nuestra Roma, y me invadió la nostalgia y la tristeza. Unas cuantas búsquedas en internet acerca de él, unas cuantas fotos suyas y del que fue su amor, Enric Majó, unos cuantos artículos y su página web (www.terencimoix.com) ahora vacía, y la tristeza atacó con toda su fuerza. Unos cuanto segundos mirando la foto de la portada de su libro, unas cuantas descripciones de las calles de Barcelona en las que transcurrió parte de su vida, que también son en parte las mías, un tomar conciencia de sus recuerdos, ahora que hace ya varios años que él es ceniza, y descubro que tal vez padezco una depresión.

Lloro mientras escribo esto, y en parte sí que sé por qué. Porque hay un reflejo de él en mí, porque su foto en la portada de “Crónicas italianas” me recuerda a mí mismo y mis propias escapadas en clave menor, como su Enric Majó recuerda a mi fantasma JM. Una homosexualidad vivida de forma diferente. Una ciudad en parte diferente, pero la misma. Amores perdidos. Viajes pasados. La muerte.

Deseo comprarme los libros autobiográficos que escribió y que yo aún no he leído. Pero espero poder ir en busca de su tiempo perdido cuando esté más tranquilo. Quiero disfrutar con sus obras y no torturarme con ellas.

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