La Batalla de Anghiari



Por lo visto, no son únicamente los libros los que pueden experimentar una resurrección inesperada por algún excepcional golpe de suerte. Lo mismo puede ocurrir con algunas célebres obras de arte, y tal vez eso sea lo que esté a punto de pasar con uno de los trabajos más importantes de Leonardo da Vinci.

Al parecer, en los próximos meses podrá establecerse con certeza si Giorgio Vasari, en vez de destruir el famoso fresco de Leonardo representando la “Batalla de Anghiari” (1506) en el Salone dei Cinquecento del Palazzo Vecchio de Florencia, se las arregló de alguna manera para levantar una nueva pared que podría haber tapado el fresco de Leonardo sin destruirlo (es decir, dejando un espacio entre ambas), para posteriormente pintar él su propia obra (la “Vittoria di Cosimo I a Marciano in Val di Chiana”, en 1563) por orden del Gran Duque Cosimo de Medicis.



Aunque la obra, en el caso de conservarse, hace siglos que obviamente no ha podido ser observada, se conservan algunos dibujos preparatorios de Leonardo así como copias de otros artistas que nos permiten hacernos una idea de cómo era. La parte más famosa, aunque el fresco era mucho más grande y más complejo, es la que representa la llamada “lucha por el estandarte”, de la cual se conserva un dibujo hecho por Rubens (hacia 1603, y por lo tanto copia de copia, en el mejor de los casos). A pesar de su espectacularidad, parece ser que no es una reproducción muy fiel, entre otras cosas porque sin duda refleja unas expresiones faciales de sentimientos intensificados y extraordinariamente expresivos típicos de Rubens. Al parecer, la reproducción que más se aproximaría al original de Leonardo sería un grabado que se conserva en la Galleria degli Uffizi, que posiblemente reproduce en su parte superior incluso las zonas dañadas y sin terminar de la obra original. Porque efectivamente, el fresco nunca se terminó. Leonardo había ensayado nuevas técnicas (inspirándose en Plinio) a través de las cuales intentaba, entre otras cosas, adaptar la técnica del fresco a su estilo de trabajo más bien lento y propenso a las rectificaciones. Asimismo, parece que deseaba conseguir una intensificación del color. Desgraciadamente, a la larga sólo consiguió dañar la obra, si bien ésta estaba ya próxima a su finalización. En el supuesto de que tras el muro que alberga el fresco de Vasari se encuentre todavía el trabajo de Leonardo, eso es lo que teóricamente se encontrará.

En la actualidad, un equipo de la Universidad de San Diego dirigido por el ingeniero italiano Maurizio Seracini intenta escanear el área ocupada por el muro de Vasari y el posible fresco de Leonardo para conseguir una reconstrucción en tres dimensiones, que en el supuesto de que proporcionara resultados alentadores acerca de la hipotética conservación de la obra del genio del Renacimiento, daría paso al uso de tecnologías como los haces de neutrones (aun corriendo el riesgo de causar perjuicios a la obra de Vasari) para determinar de una vez por todas si realmente se ha conservado la “Batalla de Anghiari” o no.

Un pequeño detalle en el fresco de Vasari, situado precisamente en la zona en la que se cree que éste se superpone al fragmento de Leonardo que representa la lucha por el estandarte, y que representa otro estandarte con la inscripción en italiano “CERCA, TROVA” (“busca, encuentra”) ha llevado a creer que la posibilidad de que se haya respetado la obra de Leonardo al pintar el segundo fresco es muy real. Sea lo que fuere, pronto se sabrá.

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